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Con la declaración de los testigos María Esther Tobares, Ángel Diez y Diez y María Cristina Villanueva culminó en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N2 de Córdoba la cuarta audiencia en el juicio que se sigue a tres ex policías miembros del Comando radioeléctrico.
Los acusados Pedro Nolasco Bustos, Jorge Worona y Luis Olivieri están acusados por el homicidio de tres militantes ocurrido el 2 de junio de 1976. Se trata de las víctimas Ana María Villanueva, Jorge Diez y Carlos Delfín Oliva.
Antes de comenzar las declaraciones testimoniales, el tribunal aceptó la incorporación de dos nuevos testigos.
La primer testigo, María Esther Tobares, prima de Ana M. Villanueva, brindó detalles sobre las circunstancias en las que la familia recuperó el cadáver de Ana María y sobre el estado del cuerpo de su prima. Aseguró que en ese momento le costó creer en la versión oficial del enfrentamiento armado, ya que “el torso y la cara tenía marcas como de quemadura de cigarrillos” y le faltaban dientes.
Aseguró que su prima era “un cascabel que le daba vida a la casa”, que realizaba tareas de asistencia en las villas y que sabía que militaba en organizaciones estudiantiles universitarias. Agregó que nunca supo que ella manejara armas y nunca vio un arma en la casa de sus tíos.
Dijo que cuando aún no sabían con certeza cuál había sido el destino de Ana María, se apersonó al domicilio de los padres de Ana un señor ofreciendo los servicios de una empresa funeraria y que ella le dijo “acá no se ha muerto nadie”, pero que se preguntó cómo este señor tenía esa información.
A su turno declaró el testigo Ángel Diez y Diez, primo de la víctima Jorge Diez. El testigo aseguró que fue quien tuvo que ir a reconocer y retiró el cuerpo de su primo a la Morgue y que cuando entró y vio los cadáveres se descompuso. Aseguró que había como seis u ocho, y que en ese momento comentaron que los restantes provenían de un enfrentamiento en Ascochinga.
Relató que en la Morgue le dijeron: “Usted viene por los del Chateau”. Y que pudo reconocer a su primo con un poco de barba y manchas moradas en el torso. Agregó que junto con la empresa funeraria lo llevaron directamente al cementerio San Jerónimo, ya que el padre de Jorge Diez no quiso que se lo velara.
Contó que un par de día después lo vino a ver el padre de Carlos Oliva, a quien él no conocía, para informarle que por error le habían entregado el cuerpo de su hijo en lugar del cuerpo de Diez, solicitándole hacer los trámites para la restitución de los restos de su hijo, hecho que se concretó en el mismo cementerio San Jerónimo.
Comentó que él no sabía que su primo estaba de novio, pero que se enteró en ese momento que la chica fallecida era la novia.
Agregó que su primo y su padre tenían muy poca relación y que desconocía los motivos del distanciamiento entre ambos.
Luego de un cuarto intermedio declaró la testigo María Cristina Villanueva, tras lo cual el tribunal pasó a cuarto intermedio hasta este jueves, a las 9 hs.
Córdoba 22 de junio de 2011