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Se reanuda este miércoles el juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla y otros 30 acusados por delitos de lesa humanidad, con la declaración de más testigos.
Este martes declararon ante el tribunal oral los testigos José Salvador Quiroga, José Héctor Páez y Ramón Eduardo Zabaletta. A continuación, algunos tramos de las declaraciones:
José Salvador Quiroga –Comisario Mayor, retirado-
"Dentro de mi vida policial en los últimos años, como yo tenía título de abogado se me encargó los sumarios administrativos. Fui director de Asuntos Internos dos veces."
"Han pasado por mi función enormes cantidades de sumarios."
"El sumario fue ordenado por el entonces subjefe de la Policía. No fue realizado cuando yo fui director de Asuntos Internos porque yo, ya estaba en la Dirección General de Operaciones. Yo fui el instructor, el que ve el sumario al final y emite su opinión."
"No es un sumario administrativo es una información sumaria. Es solamente a los fines de averiguar los hechos y de acuerdo a la gravedad puede luego transformarse en un sumario administrativo."
"Posiblemente, haya emitido un dictamen. Yo no lo conocía a Luis Urquiza, lo conocí ahora por los medios. Usted me dice que estuvo en este expediente, puede ser."
"Genéricamente se dice sumario administrativo, puede ser que técnicamente el señor Gobernador no supiera que se decía información sumaria o que un jefe policial haya resuelto hacer una información sumaria y no un sumario administrativo. No supe porque me pasaron a retiro pero el mismo gobernador que me pasó a retiro fue el que me llevó a Corrientes como asesor en seguridad."
José Héctor Páez –ex preso político-
"Estuve detenido desde el 18 de mayo al 3 o 4 de diciembre de 1976. Hasta que me llevaron a Sierra Chica en donde estuve un año y medio y después fui trasladado a La Plata. Luego a la cárcel de Caseros."
"Vino a buscarme un miembro del Servicio Penitenciario y cuando me llevaba me decía que a mi primo se lo habían llevado, que dijera todo lo que sabía porque nos iban a matar a todos. Yo lo conocía a Ricardo Miralles porque habíamos ido juntos al colegio. Ahí me entregó a dos uniformados que me trasladaron al exterior de la cárcel. Me sacaron de las dos rejas a la parte externa, me ataron y me esposaron las manos hacia atrás y me vendaron. Me pusieron con una mano atrás contra una pared."
"Tipo dos o tres de la mañana me llevan hacia el costado derecho de la cárcel, a una habitación donde una persona me interroga acerca de quiénes eran los que dirigían las celdas, los pabellones, quienes eran los que facilitaban la comunicación al exterior. Me llevan de nuevo al sitio anterior pero en un lugar descubierto como un patio. En ese momento sentía gemidos hacia mi izquierda, de alguien que se quejaba. Yo intentaba hablarle suavemente pensando que era mi primo José Francisco Páez, que estaba en el Pabellón 9. Yo estaba en el Pabellón 8."
"Como a las cinco de la mañana, la misma voz de mando le ordena a este soldado que me saque las vendas y me ponen una pistola en la boca. Yo por un instinto de seguir vivo unos minutos más seguí con los ojos cerrados y me dijo abrí los ojos porque esto no lo vas a ver más."
"Vagamente vi soldados, personas uniformadas y vi una persona que estaba desnuda medio cuerpo para arriba que supongo que era la que se quejaba. Fueron dos minutos, no más."
"Yo lo conocía a Moukarzel, pero en ese momento no lo pude reconocer. A esa voz de mando la reconozco porque entro varias veces a la celda. Una vez entro al pabellón, y nos saco todas las prendas, dejándonos solo dos prendas a cada uno."
"Nos designó para que recogiéramos todo lo que estaba tirado. Ahí nos golpearon y me pegaron en la cabeza y yo perdí el conocimiento."
"Años más tarde en Madrid en una tomografía computada apareció una lesión cerebral quizás producto de ese golpe."
"En otra ocasión vino, sin ton ni son, se paro en un camastro, en el elástico con las piernas abiertas y nos mando a barrer la celda con las manos. Recuerdo su pañuelo al cuello. Quizás no su cara. Continuamente con arengas."
"Recuerdo que se decía que era Alsina. Una cárcel no es un Monasterio, todo se va sabiendo. No era un individuo de una contextura muy fuerte. Cabello castaño, un porte muy soberbio."
"Mirar a la cara a alguien que tiene el poder de matarte te lleva a buscar la mejor salida."
Ramón Eduardo Zabaletta -policía retirado, 58 años-
"Había sumarios con presos y sin presos, tanto del ámbito federal como provincial, según el delito."
"El allanamiento se solicitaba en la provincia, a través de una nota al juez, y en la justicia federal. Había salido una ley, en la época militar, que decía que podían ser con consentimiento del testigo."
"Las órdenes venían directamente del jefe de policía, y él a su vez las recibía de los militares. En aquella época, mientras yo estuve, el jefe de lo militares era Sasiain."
"Los jefes se reunían aparte y nosotros no teníamos acceso a esas reuniones."
"El sumario una vez que se terminaba era pasado al Tribunal."
"Había un formulario para proceder a realizar el allanamiento. Los comisionados eran los encargados de realizar estos procedimientos. Eran policías de la D2 y venían directamente de Jefatura. Jabour, Molina, Yanicelli y Romano eran, a veces, también sumariantes, y realizaban estos allanamientos."
"Con el formulario del área 311, que venía impreso y con la firma de los jefes Telleldín y Romano, entraban los comisionados a realizar el allanamiento."
"Yo no comulgaba con lo que se decía. Había veda para saber lo que ocurría en la D2. Yo sólo realizaba mi trabajo y nada más."
Informe: Natalia Brusa (Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba) y José Ferrer (Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba).