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En el marco del juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla y otros 30 acusados por crímenes de lesa humanidad, este martes declararon los ex empleados del Servicio Penitenciario Amanda Scalzadonna de González y Santos Misenio Caminos. A continuación, algunos tramos de sus declaraciones:
Amanda Scalzadonna de González
"Trabajé como requisadora en la Dirección de Investigaciones y en judiciales de la Unidad Penitenciaria Nº1".
"Una vez que los imputados llegaban, se los identificaba y luego pasaban a su celda. Después se los llamaba y se les hacía al prontuario. Era como un librito que se preguntaba la edad, el nombre, por qué causa estaba. Todo se iba inscribiendo en el legajo".
"Todos los que entraban pasaban por manos de judiciales".
"Los presos políticos empezaron a entrar en el año 1974 hasta el año 77".
"El trato de adentro yo lo desconocía. Yo era administrativa. Era gente bastante culta, educados, respetuosos, todos eran profesionales en su mayoría".
"El Ejército ingresó al penal cuando se descubrió que algunos presos estaban haciendo un túnel, que venía desde afuera como para que todos escaparan".
"Cuando ellos salían había que ficharlos. A mí me traían un papel que decía ‘orden del Poder Ejecutivo: trasladar’. Salían cerca de las ocho o nueve de la noche. Nosotros los fichábamos y no sabíamos dónde los trasladaban. A veces volvían, a veces no".
"Me enteraba por la televisión o por la radio que esos presos habían muerto. Recuerdo que los veía salir, porque yo les daba la salida. La TV y la radio decían que habían tratado de escaparse".
"Salían bien porque estaban bien tratados. No estaban esposados, ni vendados ni encapuchados, iban libres".
"Escuché que Moukarzel había muerto estaqueado, pero Bauducco no recuerdo como murió".
"Me acuerdo de De Breuil, Ceballos, Vaca Narvaja. Los recuerdo como personas que estuvieron allí. Los De Breuil, salieron, Ceballos también, fueron trasladados. No recuerdo si volvieron".
"Sabía que había niños, y que permanecían allí hasta que los retiraban".
"Ceballos estaba muy nervioso, temblaba. Balbuceaba cosas que no recuerdo. Esa persona se me quedó grabada. Era una persona de muchas agallas, por su personalidad. No volví a ver a Ceballos".
"Las órdenes venían del campo de guarnición, firmadas por Sasiain".
"Había dos legajos de una misma persona porque ellos tenían otra forma de proceder: uno iba a la Dirección General y nosotros nos quedábamos con el otro. No reconozco las firmas, pero yo lo hice".
Santos Misenio Caminos
"En esos años yo ya había pedido la baja varias veces, porque había cosas que me caían mal, había gente a la que traían detenida".
"Había gente a la que traían de Tucumán y luego la llevaban. Se iban y no volvían. Eran presos políticos. Los militares hacían esas cosas. No sé para donde los llevaban. Me los hacían descontar".
"Eran tres pabellones a mi cargo. En el Nº10 estaban el Dr. Hairabedián y el Dr. Monte, de Jesús María".
"Yo era el encargado llevar los papeles de la gente que me depositaban allí. Tenía cuatro ayudantes, pero a veces quedaba solo".
"A veces venía un militar con dos soldados y yo se los entregaba. Me llamaban de alcaldía para decirme 'ahí van los militares a buscar tanta gente'".
"A veces venía Menéndez".
"Los militares sacaban a los detenidos al patio y requisaban los pabellones. Alguna vez entraban, cuando hacían la requisa".
"Una vez vino un militar y me pidió a una persona que estaba limpiando el pasillo, y que recibía el pan para todos y lo repartía. Me dijo 'deme a esa persona que está en la puerta'. Se la entregué y se la llevó. Eran cerca de las 10 de la mañana. A la una y media me llamaron de la alcaldía y me dijeron que descontara a esa persona, porque no volvía más".
"Ese militar no sé quién era, pero me dijo que esa persona le había dicho algo a unos presos comunes. Puede ser Facundo González".
"Por ejemplo, en el pabellón 8 estaba De la Sota. Me decía: “¿me llevan para matarme?” Él me lo decía en serio. Todos los días lo llevaban. Nosotros lo tuvimos pocos días ahí".
"Un preso que volvió, me dijo: ‘Don Caminos, le tengo que contar lo que pasó. Nos taparon la cabeza y yo sentía tac, tac, tac, y pensaba ¿cuando me va tocar a mí? Nos destaparon la cabeza y nos dijeron así van a quedar ustedes dentro de unos días. Estaban muertos’".
"Había que estar allí para aguantar. Por eso yo pedí la baja, porque me quería ir. Era triste. De todo esto yo quise olvidarme durante mucho tiempo, por eso hay cosas que no recuerdo".
Informe: Natalia Brusa (Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba) y José Ferrer (Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba).