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Este martes se reanudó el juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla, el ex comandante Luciano Benjamín Menéndez y otros 29 acusados por crímenes de lesa humanidad.
Durante la audiencia declararon como testigos José Martín Niztschmann y Humberto Eduardo Vera, quienes señalaron a algunos de los acusados por los hechos investigados. Entre ellos están Gustavo Alsina, Enrique Mones Ruiz y Miguel Angel Pérez.
Declaración de Niztschmann
Niztschmann dijo reconocer a los imputados Videla y Menéndez por ser personas públicas, y a Gustavo Alsina, porque era personal de la Unidad Penitenciaria Nº 1 (UP1) y a Miguel Angel Pérez, por ser personal del Departamento de Informaciones de la Policía (D2). A continuación, parte de su declaración:
“Fui detenido el 14 de mayo de 1976, hasta el 6 de diciembre de 1976, en la UP1 y luego trasladado a Sierra Chica.”
“Fui torturado de todas formas en la D2, durante varios días. Las torturas eran colectivas por un lado y personales por el otro. Cuando eran personales, nos ponían en una pieza aislada muy chica y nos hacían todo tipo de torturas. Un día se me presentó una persona y me dijo yo soy ‘El Gato’.”
“Luego de esto fui trasladado a la UP1, donde fui compañero de los hermanos De Breuil y Cravero, entre otros. Éramos veinte en una celda.”
“Las personas que sacaban a los presos de las celdas eran militares y casi siempre era de noche.”
“Alsina era el jefe de la patota y era que el más estaba en las guardias. También estaban con él, en las guardias, ‘Perico’ Pérez, a quien conocía de Cosquín, y Mones Ruiz. Pérez era terrorífico en sus guardias, Alsina se daba a conocer por sí solo. Siempre nos decía ‘soy el teniente Alsina’.”
La muerte de Bauducco
“Cuando la patota entraba nos hacían requisa por celdas. Las torturas duraban una hora y media, casi dos. Los que las realizaban tenían mucho miedo de que se les vea la cara.”
“No querían que los miráramos a la cara. En una de esas me di vuelta y le vi la cara a uno. Me dijo ‘mírame las alitas en el brazo, no te vas a olvidar de mi’. Se escuchaba el ruido de las rejas y casi siempre cobrábamos.”
“En el mes de julio pude ver por un hueco en la pared que el cabo Pérez le dijo a Bauducco ‘levántate o te pego un tiro’. Luego llegó Mones Ruiz, que era muy famoso dentro de la cárcel. Después de un rato se escuchó un tiro y quedó un silencio terrible, no volaba una mosca. Después de esto nos enteramos de que habían matado a Bauducco. Pero fue todo muy rápido y se llevaron el cuerpo como si nada hubiera ocurrido.”
La muerte de Moukarzel
“’El Turco’ estaba en la celda del lado de la mía. Pude ver desde mi celda que lo sacaron al patio, lo estaquearon y lo mojaron constantemente, lo torturaron. El más conocido de los que le realizaron las torturas era el teniente Alsina. Yo lo pude ver. Aparentemente lo sacaron porque había tenido un diálogo con un preso común. Por las enfermeras nos enteramos de que ‘El Turco’ Moukarzel había muerto en la misma Enfermería.”
“Tuve una causa en el Juzgado Federal Nº 1, a cargo del Dr. Zamboni Ledesma, donde me juzgaron por asociación ilícita y tenencia de armas de guerra. Nunca declaré en esa causa, nunca me llamaron para declarar. Luego de mucho tiempo me comunicó el Dr. Rodríguez Villafañe que en la causa había quedado sobreseído.”
Recuerdos de la D2
“Conozco un solo caso, el de García, que salió de la celda de la D2 y volvió destrozado por la golpiza. En cambio, a los otros que sacaban los volvían a traer, para luego ser sacados de nuevo. Así, en reiteradas oportunidades, hasta llegar a matarlos.”
Declaración de Vera
El testigo Humberto Eduardo Vera dijo reconocer a los imputados Videla y Menéndez, por ser personas públicas, también a Pérez, Mones Ruiz, Antón, Alsina, por haber tenido que ver con su detención.
“Fui detenido en el año 1974, en agosto, por personal policial, en el barrio Bella Vista y trasladado a la D2. Ahí reconocí a la señora Antón, ella me torturó durante tres o cuatro días y luego fui a la UP1.”
“Hasta el año 1976 tuve trato de preso normal. Luego del golpe de estado se produjo un cambio en la situación y en el sistema de seguridad. Entraron los militares y comenzó un maltrato sistemático. Golpizas indiscriminadas y a cualquier horario. Los soldados estaban armados y los oficiales tenían palos, nos golpeaban a veces afuera de la celda y a veces adentro.”
“A Bauducco le disparó Pérez. Lo vi doscientas veces. Entraba siempre al pabellón, todos sabíamos de Pérez porque tenía una vocación de golpearnos. Nunca me mostró la cédula de identidad, pero todos sabíamos que era Pérez. Todos le decíamos ‘Pérez’ a la misma persona.”
“Un día yo estaba haciendo lagartijas y Pérez se me paró encima. Me golpeé la cara contra el piso y me desvanecí. Me quedó muy mal la cintura.”
“Tengo la imagen de él como más moreno de lo que lo veo ahora. No tenía bigote. Entraba siempre, era más morrudo, era ágil.”
“Después del disparo a Bauducco se armó una batahola y entró una camilla. Durante esa requisa ocurrió otro hecho, el de un gendarme que estaba hablando con Asbert. Después nos contó Asbert que el gendarme quería entablar una relación con una amiga de su esposa. Todo mientras lo estaban matando a Bauducco.”
“Era muy normal que hubiera gendarmes en la Penitenciaria. Cuando pasaban estas requisas era como si viniera otra gente nueva.”
“Había dos guardias militares y los militares más habituales eran Alsina y Mones Ruiz. Era como que Alsina estaba a cargo de la cárcel.”
“A la muerte de Moukarzel no la ví, pero lo supe. Al preso que le dio la sal le dieron 90 días de calabozo. Sabíamos que Moukarzel estaba estaqueado en la fábrica de baldosas. Después se lo llevaron y lo estaquearon en el patio de la Enfermería. Sabíamos que eso estaba pasando, pero no estuve ahí.”
“Otra vez lo llevaron a Hugo Vaca Narvaja al centro del patio. Un oficial gordo, al que le decíamos ‘La Tota’, lo quería obligar a bailar y el suboficial lo amenazaba con un fusil.”
“A Hugo Vaca Narvaja lo sacaron y lo trajeron de vuelta. Contó que le dijeron que no lo mataron porque ya habían matado a otros.”
“Al pabellón entraban dos sacerdotes. Uno se llamaba Mackinnon y el otro se llamaba Gallardo. A Mackinnon Hugo le contó lo que le dijeron, y Mackinnon le dijo que eso no iba a ocurrir. Después lo sacaron y lo mataron. Mackinnon sabía lo que iba ocurrir.”
Declaración de Cravero
Tras un cuarto intermedio, declaró por la tarde del martes el testigo Jorge Cravero, quien pidió al tribunal hacer algunas manifestaciones antes de comenzar con su testimonio. Allí expresó: “Voy a hacer el intento de ser objetivo y preciso en mi relato, pero advierto que es imposible transmitir el horror vivido dentro de la UP1. Es imposible transmitir el estado del alma”.
Dijo que los imputados tienen la “fortuna” de ser juzgados por un tribunal de la democracia, y preguntó al presidente del tribunal: “¿Por qué aquellos genocidas que ya fueron condenados por cometer delitos de lesa humanidad y se dicen católicos la Iglesia no los excomulga?”.
Luego siguió el relato sobre su situación de detención. “El criterio era el terror. Cuando entraban los militares se sentía el olor de la adrenalina, ese olor que te hacia orinar encima”, señaló.
“Desde la ventana de mi celda pude ver como el cabo Pérez le daba el ultimátum a Bauducco, para después ejecutarlo como si nada. A las horas de ocurrido eso, sacaron a todo mi pabellón al patio y ahí pude ver el charco de sangre perteneciente a Bauducco, que ya se lo habían llevado.”
Finalmente el testigo contestó algunas preguntas de las partes y el tribunal ordenó un cuarto intermedio hasta el miércoles, a las 9.30, donde se continuará con la recepción de más testimonios.
Informe: Natalia Brusa (Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba) y José Ferrer (Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba).