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Este miércoles, en el juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla y otros 30 acusados por delitos de lesa humanidad, pidió la palabra el imputado Gustavo Alsina, luego de que declarara el testigo Julio Fonseca (ver: “Juicio a Videla: otro testigo dio detalles sobre la muerte de detenido”).
“Voy a hacer uso de mi derecho a declarar varias veces”, dijo Alsina. “Me voy a defender contra todos, no me asustan ni los periodistas, ni las querellas ni el poder político, ni las organizaciones de Derechos Humanos. Voy a defender mi honestidad y mi inocencia, porque tengo 60 años y no le tengo miedo a nadie”, agregó.
Tras finalizar la exposición de Alsina, se presentó ante el tribunal y declaró como testigo Roberto Díaz.
Parte de la declaración de Alsina
“Aquí hay una enorme confabulación. Los seres humanos tenemos intereses y en función de eso los seres humanos no dicen la verdad. No me daba el grado, ni la edad, ni la experiencia para tener a cargo el penal.”
“Los testimonios me quieren colocar y mostrar como lo que no soy y como lo fui nunca.”
“Lo de hoy me resulta insólito. Al señor Fonseca no lo vi en mi vida. Ni él me vio a mi, porque cuando entró yo estaba sentado aquí y no me reconoció. Yo no me retiro, no tengo nada que ocultar.”
“No quería hablar hoy, pero ya me parece escandaloso. El señor Fonseca, por lo que veo, es una persona con un nivel de instrucción medio, ni él mismo sabe lo que está haciendo. Es natural que, con el paso del tiempo, se olviden algunas cosas. Hay cosas que no se pueden olvidar, como cuando dijo que no había declarado, sin embargo lo olvida.”
“Dice cosas que evidentemente no son de su recuerdo, repite lo de otros testigos, parece un libreto estudiado, donde, lamentablemente, Dios me puso a mí. Puedo caminar, y voy a caminar hasta el día de mi muerte, con la frente muy alta, porque no tengo nada que ocultar.”
Alsina aseguró que el reconocimiento físico de su persona que hizo el testigo Fonseca es inexacto en cuanto a la estatura y a la contextura física.
“Nunca estuve en la Enfermería del penal. No se ni dónde queda. Lo único que vi son gráficos. No conozco otras cosas más allá del patio, donde hacíamos las requisas. Las requisas se hacían con las armas sin cargar.”
“Todo lo que se escuchó se va a seguir escuchando, porque son todas declaraciones coincidentes.”
“Yo era muy exigente con mis subordinados y muy crítico con mis superiores. Mis soldados podrán decir que yo era muy exigente, pero no era un degenerado. No tenía en mi sección a ningún cabo Pérez.”
Pidió que se le impute por falso testimonio al testigo Fonseca y que se realice un careo con el testigo. Dijo que está dispuesto a contestar preguntas de los miembros del Tribunal y no de la Fiscalía.
Intervención del Dr. Marcelo Arrieta
El defensor Marcelo Arrieta pidió la palabra, para aclarar que el soldado al que Alsina hizo referencia era el mismo Dr. Arrieta. “Puede ocurrir que el mayor Alsina me cite como testigo. Se están nombrando personas en este debate, algunos se están defendiendo por los medios que creen convenientes, algunos no pueden defenderse como Primatesta o el gobernador Mestre”, agregó Arrieta.
“Quiero aprovechar esta oportunidad que me da Alsina para hacer una postulación. Mis asistidos han esperando 34 años para poder defenderse. Mi postulación es encarecer al tribunal para que se encarrile el objeto procesal de este debate. La postulación concreta es perseguir y ceñirse al objeto procesal del debate y evitar desviaciones.”
Careo pedido por Alsina
El Ministerio Público y las querellas se opusieron al careo solicitado por Alsina, por entender que no se ha incurrido en contradicciones y que puede ser una forma de intimidar al testigo.
El Tribunal difirió la decisión al respecto para cuando eventualmente surjan elementos que justifiquen la pertinencia del careo.
Parte de la declaración de Roberto Díaz
Díaz reconoció a Videla, Luciano Benjamín Menéndez, Miguel Gómez, Jamil Yabour, Miguel Angel Pérez y Alsina.
Díaz dijo que pasó por distintas unidades de detención, e incluyó el D2, la Unidad Penitenciaria 1 en Córdoba, el penal de Sierra Chica, la cárcel de Caseros, la U2 de La Plata, la U6 de Rawson, hasta la Navidad de 1983 cuando fue trasladado a Devoto, desde donde salió en libertad condicional.
Relató las torturas recibidas en el D2, luego de su detención en octubre de 1974. “El jefe de policía García Rey me puso la pistola en la boca y me dijo ‘montonero hijo de puta, ahora vas a decir todo lo que tenés que decir’. El equipo de tortura era ‘El Chato’, ‘El Gato’, ‘La Tía’ y ‘El Turco’. Esos eran los nombres con los que se llamaban entre ellos”, dijo.
“Vivo en la ciudad de Trelew y me anoticié de que era testigo por los vecinos, que me avisaron que me buscaba la policía de Córdoba. Tengo 59 años, soy abogado.”
“Nunca tuve la suerte de declarar, nunca le vi la cara al juez ni al secretario. Al único que vi fue a Haro, defensor, que me comunicó la sentencia de once años de prisión. Tengo un excelente recuerdo de los dos abogados que tuve, el Dr. Prol y el Dr. Hugo Vaca Narvaja.”
“Yo estaba casado, tenía dos hijos chiquitos. Mientras hubo democracia, las condiciones en la Penitenciaría eran normales. Teníamos visitas, radio y televisión. Cada pabellón tenía un delegado y se podían plantear necesidades a las autoridades del penal.”
“Empezamos a tomar las previsiones y a guardar en las celdas elementos para poder comunicarnos, porque sabíamos que esto iba a cambiar.”
“Después del golpe, o quizá antes –después de la Navidad del ‘75- nos quitaron las radios, nos cortaron las visitas.”
“Todas las noches escuchábamos Radio Universidad, el informativo y después escribíamos las novedades en papel de cigarrillo y con biromes que estaban escondidas. Las comunicaciones internas las hacíamos en papel higiénico.”
“Por la radio nos enteramos del intento de fuga de Bartoli.”
“Había un Pérez que era un demonio, un sátiro como pegaba, como saltaba encima de la gente. Como hazaña, Pérez empezó a hacerle tajos a Sgandurra.”
“Nosotros decíamos ‘tenemos que salir vivos de esto’. Tratábamos de pasar desapercibidos. Cuando las papas más quemaban decíamos que teníamos que dormir para poder estar fuertes al otro día y seguir aguantando.
Otro hecho que también nos marcó mucho fue lo de Moukarzel. Me acuerdo porque era un buen compañero.”
“Moukarzel era buen fajina. Siempre nos traía algo de los comunes. Los comunes nos intentaban pasar cosas, cigarrillos, sal, un diario viejo.”
“Once y media, doce, entró la patota al mando del teniente Alsina y lo sacaron a Moukarzel y nos dio una arenga ‘ahora van a saber lo que les espera’.”
“Lo esposaron y le empezaron a pegar. Empezamos a sentir ruidos abajo y nos fuimos a pispear por la ventana. Llevaban cortafierros, masas y estacas, y lo empezaron a estaquear. Después se lo llevaron al otro patio.”
“Al otro día nos enteramos que se había muerto. Se murió de frío, no se murió del corazón. Fue el 5 de julio de 1976.”
Informe: Natalia Brusa (Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba) y José Ferrer (Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba).