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El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de Córdoba retomará este miércoles el juicio oral contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla, el ex comandante Luciano Benjamín Menéndez y otros 29 imputados por crímenes de lesa humanidad cometidos en esa provincia.
Se prevé que en la jornada de hoy declaren tres testigos.
Durante la audiencia de este martes, declaró el testigo Fermín Rivera y, tras un cuarto intermedio, el imputado Pedro Mones Ruiz hizo uso de la palabra. A través de láminas, el acusado explicó cómo es una organización militar, en particular los organigramas de un cuerpo de ejército, una brigada y de un regimiento.
Mones Ruiz aseguró que los testigos mienten y que sólo estuvo dos veces en la cárcel. Dijo que, "lamentablemente", en una de esas ocasiones ocurrió el asesinato de Bauducco. "No hay ningún gendarme sentado acá. Esto es en contra del Ejército Argentino y no es casual”, señaló.
Declaración de Fermín Rivera
El Ministerio Público Fiscal interrogó a Rivera acerca de las secuelas físicas y psicológicas que le dejó el hecho de estar detenido en la UP1. El testigo aseguró tener graves problemas en las piernas a causa de la hemiplejia que sufriera como consecuencia de la tortura. Agregó que tiene los ligamentos de las piernas rotas y que se tiene que operar de las rodillas.
“El otro tipo de secuelas ha sido de orden psicológico. Hasta los 20 años era de risa fácil y alrededor de los treinta, desde que recuperé la libertad, siento una opresión, una tristeza terrible, me costó recuperar la alegría.”
“Nunca se cortó la persecución de la cual fui objeto, como preso político. No pude tener un trabajo estable sin que apareciera mi historia como preso político y que yo era peligroso.”
Las guardia en la UP1
Preguntado acerca de las diferencias entre las guardias, Rivera aseguró que algunas de ellos entraban varias veces por día a golpearlos y con otros se reducía al mínimo.
“Hubo una guardia que pedía a los internos que hagan de cuenta que los golpeaban y gritaran pero en realidad no los golpeaban. Alsina era una guardia que especialmente llevaba adelante las golpizas, las torturas y los maltratos. Cuando estaba Alsina, estaban todo el tiempo viniendo al pabellón. Es como si Alsina tuviera algo personal con los presos. La actitud de Alsina era particular porque hacía arengas, discursos y siempre estaba con una actitud ofensiva contra los presos.”
Su situación judicial
En relación con la denuncia que el formulara por aquellos años, Rivera recordó que el juez que le tomó indagatoria era un hombre mayor, pero que no se acuerda su nombre. “El trato fue bueno. Le relaté los apremios que había recibido. Le firmé el poder a un abogado defensor, el Dr. Amalio Rey. Tiempo después me entero que el Dr. Rey fue detenido a la salida del juzgado y que este juez ya no era más juez.”
“Después de haber viajado desde Río Tercero hasta La Perla en el baúl de un auto, mi estado era deplorable. Luego me trasladaron al Juzgado Federal de Bell Ville, nuevamente en el baúl. Es ahí donde veo al Dr. Vázquez Cuestas. Siempre me dijo que no era su jurisdicción, por lo que no podía hacer nada. Entonces me hacen conocer al Dr. Rius, quien pasaría a ser mi abogado defensor y el que llevaría adelante mi denuncia. Inicié la denuncia en Rawson y no sé por qué me citan, una vez en libertad, a declarar a la Justicia Provincial de Córdoba.”
Estrategias de resistencia
Al ser interrogado por las querellas, Rivera dio a conocer una estrategia elaborada por los presos para resistir las golpizas : “Durante las golpizas nos poníamos de acuerdo para tirarnos todos cuando uno se caía, para que el oficial no se ensañara con el que caía, sino que repartiera para todos y no lo sufriera uno solo. Elegíamos al que estaba más fuerte para resistir para que cayera primero.”
“Todo el tiempo estábamos a la expectativa de todo lo que pasaba. Nos habíamos organizado para que las 24 horas hubiera alguno de los compañeros mirando lo que pasaba. Dormíamos muy poco.”
Los intentos de fuga
“Ninguno ha querido ni ha podido fugarse. Desde que los militares entraron a la cárcel nosotros sabíamos que éramos rehenes. Sabíamos la suerte que nos tenían reservada. La actitud que habíamos decidido tener no era sólo no enfrentar sino también no tener ninguna actitud que fuera interpretada como una provocación.”
“Algunos compañeros a veces estallaban gritando ‘¡asesinos!’ o ‘¡torturadores!’ Éramos nosotros mismos los que nos encargábamos de contenerlos.”
Menéndez
“En una oportunidad nos sacaron y nos pusieron contra la pared porque venía una persona a visitar el penal. Después supimos que el que había ido era Menéndez.”
Moukarsel
“Él estaba en el penal cuando llegué. Era una persona extraordinaria desde todo punto de vista. Era altísimo, deportista. Jugaba al básquet en Instituto. Era médico y se ocupaba de la salud de los compañeros en el pabellón. Nos hacía las dietas y los planes para ejercitarnos en el penal.”
“Tenía una infinita sensibilidad social. Nos daba cursos de primeros auxilios, de anatomía. Le tenía un enorme aprecio. Los militares nos pidieron que saquemos a dos ‘fajineros’. No era muy tentador, porque era estar a merced de los militares. ‘El Turco’, demostrándonos una vez más el tamaño de su solidaridad y de su entrega por los demás, se ofreció para ser ‘fajinero’ y es así que sale a hacer la fajina de pabellón y es descubierto por Alsina cuando le pasaban un paquete de sal. Así muere estaqueado.”
“Alsina se había escondido en una celda para observar los movimientos, porque los militares querían saber de qué forma nos comunicábamos con el exterior.”
“Vi a Alsina cuando llevan a Moukarsel a la Enfermería después del estaqueamiento y él se ensaña golpeándolo aun después de muerto.”
Bauducco
“Se estaba realizando una requisa de los presos de la celda tres. Estaban en el patio contra la pared. Yo estaba viendo desde la ventana. Una vez que va Pérez, le consulta al oficial a cargo. El oficial asiente, vuelve Pérez a donde está Bauducco y le dice que si no se da vuelta lo mata y le pega el tiro en la cara. Después cambia de mano la pistola y con el bastón de goma sigue golpeando a los demás, pidiendo que griten ‘¡viva el Ejército!
Bauducco no se podía mantener en pie, estaba casi desmayado, lo único que hizo fue girar la cabeza hacia donde estaba Pérez.”
Rivera aseguró que vio en forma directa cuando el cabo Pérez le consulta al oficial Mones Ruiz y después de que Pérez le pega el tiro a Bauducco, el oficial seguía allí y no cambió de actitud. Durante todo el tiempo estuvo el oficial en esa posición.
Informe: Natalia Brusa (Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba) y José Ferrer (Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba).