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    Juicio a Videla: dos testigos declararon ante el tribunal oral

    Este jueves se presentaron Jorge De Breuil y Fermín Rivera, quienes vincularon a un grupo de acusados con los hechos investigados. Las audiencias por el proceso contra el ex presidente de facto y otros 30 imputados se retomarán la próxima semana

    Este jueves se reanudó el juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla y otros 30 acusados por crímenes de lesa humanidad, con la declaración de dos testigos, quienes vincularon a algunos de los imputados con los hechos investigados.

    El primero en declarar fue Jorge De Breuil, quien señaló al ex policía Calixto Flores, uno de los imputados en el proceso, como la persona que lo detuviera en forma ilegal, junto a sus dos hermanos, y reconoció a los acusados Miguel Pérez, Pedro Mones Ruiz y Miguel Angel Gómez.

    Luego fue el turno de Fermín Rivera, quien radicara la primera denuncia con la que se inició la causa denominada “UP1”. El testigo reconoció a Gustavo Alsina y a Mones Ruiz, Pérez y Gómez.


    Parte de la declaración de De Breuil

    “Fui secuestrado el 7 de agosto del 1975, de la casa de mis padres. Ingresaron personas vestidas de civil, eran varios. Los tres hermanos varones estábamos en la planta alta. Cuando intentamos bajar con mi hermano fue Flores quien nos intercepta. Luego de un rato largo, nos llevan a todos los hermanos varones, junto a mi padre. Nos trasladan al departamento D2. Nos vendaron, nos golpearon durante varios días, nos torturaron varias personas, de las maneras más terribles.”

    “Ya en la Penitenciaría, nos visita mi padre y nos enteramos que nos habían iniciado una causa en el Juzgado Federal N° 1, y que nos encontrábamos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.”

    “Cambian las condiciones de vida dentro de la Penitenciaría.”

    “A partir del golpe de Estado de marzo de 1976 nos empiezan a retirar nuestros elementos y nos cortan las visitas. Primero se llevan las radios y los televisores, y prohíben la entrada de diarios y revistas. Después nos sacan los calentadores con los que preparábamos café y nos dejan una sola manta. Luego prohíben las visitas.”

    “Después del golpe nos visita un uniformado, era Pino Cano.”

    “En abril ingresó el general Sasiain junto con otro militar. Lo primero que dijo el General fue: ‘Mirá cómo viven estos hijos de puta, los vamos a matar a todos’.”

    “Luego de esto hubo una requisa muy grande por personal militar, donde nos destruyeron las celdas. A partir de ese momento entramos en un régimen total de aislamiento y de terror en los pabellones.”

    “El 7 de septiembre de ese año soy retirado junto a Jorge García de nuestra celdas y nos conducen a las oficinas de adelante de la penitenciaría.”

    “Las salidas del pabellón las hacían el personal militar.”

    “Nos vendan, salimos y nos acuestan sobre el piso de un camión militar, tapados con una lona. Fuimos trasladados al Campo de la Rivera. Fuimos bajados del vehículo y hacen un simulacro de fusilamiento. Me preguntaban por mi familia. Querían saber cuál era mi ubicación dentro de la familia.”

    “Me llevan a una oficina  y me vuelven a preguntar por mi familia. Ahí aporta datos alguien de sexo femenino, que me pareció que estaba entada en el escritorio.”

    “Después me sacan de la celda junto con Jorge García. Me sacan por otro lugar y tengo la impresión de haber atravesado un espacio en donde estaban detenidas las mujeres. Sobre los costados había gran cantidad de ropa desordenada.”

    “Llegamos aun lugar con piso de tierra. Me colocan en un auto. Viene una persona con uniforme militar  y me preguntaba que había pasado con mi barba. No usaba barba desde el ’72. Me preguntó qué me pareció la orgía de sangre que habían hecho con mi hermano. Pude reconocer tiempo después que era Barreiro. Me dice que ahora preparaban otra orgía de sangre con mi padre.”

    “Me suben al baúl de auto y me llevan a La Perla. Allí nos reciben y nos acuestan en una colchoneta, de espaldas con García. Allí se escuchaba una grabación de una tortura.”

    “Pasado un tiempo alguien me levanta y me pone frente a un biombo o una pared. Toma carrera y me golpea con la rodilla en la espalda. Después me llevan a una oficina y me interrogan con relación a la organización Montoneros. Les digo que eso se estaba investigando en el Juzgado Federal N° 1 y me dicen que ellos también son el Comando Libertadores del América.”

    “Entra una mujer sollozando y le dicen ‘mirá dónde lo volvés a ver’.”

    “Soy conducido a otra habitación, donde me acuestan sobre el elástico de una cama y me torturan con picana.
    Una persona me torturaba y otra persona me picaneaba. En la cabecera había otra persona tenía un guardapolvo de médico y me acusaba permanentemente. Cuando tenía dificultades para respirar y me empezaba a perder, esa persona de blanco dice ‘no va más’ y pide un remedio.”

    “Cuando recobro el conocimiento, me despierta el agua fría. No podía sostenerme. Me levanta una persona de sexo femenino y me lleva al lugar en donde había estado alojado.”

    “Luego nos arrojan sobre un camión y nos trasladan al campo La Rivera. Allí no me quisieron recibir porque decían que me estaba por morir, debido a mi mal estado de salud. Entonces nos llevan a unos pasillos que había en La Rivera, donde alojaban a los presos varones.”
     
    “Cuando despierto, estaba junto a otros tres presos, que eran los que manejaban la distribución de las colchonetas dentro de ese pasillo. La que me trasladó era de sexo femenino. Me cura y me proporciona algunos medicamentos.”

    “El 19 de octubre me vuelven a sacar al campo de La Rivera durante tres días de tranquilidad. Me mostraron fotos para ver si reconocía alguno de los integrantes.”

    “Alsina y Mones Ruiz eran los que tenían el trato más cruel con los presos. Cuando entraban de guardia Alsina o Mones Ruiz sabíamos que íbamos a tener una semana dura. En el caso de Alsina, no puedo reconocer si el que hoy esta aquí sea el de aquella época, debido al paso del tiempo.”


    Parte de la declaración de Rivera

    “En el año 1974 conducía mi camión y me detienen pensando que llevaba explosivos. Me hacen descargar el camión para revisarlo. Luego comienzan a torturarme, con golpes y picanas. Esto fue en la comisaría de La Carlota.”

    “La única pregunta que me hacían era adónde estaban las armas que habían salido de la fábrica de Villa María, lo cual no tenia idea, por lo que me siguieron pegando y torturando durante un día entero.”

    “Luego me llevaron a la sede de la Policía Federal de Villa María. Allí continuaron torturándome durante varios días.”

    “Después de varios días me llevaron, y una vez que me recuperé un poco de los golpes me trasladaron al Juzgado Federal de Río Cuarto. A fines de 1974 fui trasladado a la UP1.”

    “Quedo alojado en el pabellón número seis. En ese momento era el único pabellón de presos políticos y luego, debido al incesante ingreso de presos políticos, al comienzo de 1975 fui trasladado al pabellón ocho.”

    “El régimen era similar al de cualquier preso, a pesar de que éramos presos políticos. Se podía decir que era bueno, pero ésto fue durante un tiempo.”

    “A fines del año 1975, por primera vez se dio un hecho inusual. Entró la Policía Federal para hacer una requisa y se llevaron casi todas nuestras pertenencias. Luego de ese hecho se nos recorta el régimen de visitas.”

    “Me encontraba en la UP1 el día del golpe de Estado. Desde ese momento cambió en forma radical el régimen en la cárcel. Ese mismo día ingresaron los militares y nos cierran todo, quedando totalmente aislados. No podíamos siquiera ir al baño. Hacíamos nuestras necesidades en una lata. Éramos diecisiete personas para una lata de cinco litros. Por un orificio que pudimos hacer tirábamos nuestras necesidades. No podíamos bañarnos, no teníamos agua y la ropa que teníamos era la que nos había quedado puesta.”

    “No recuerdo en que época, pero empezamos a sentir un movimiento raro dentro del pabellón. Abrieron la puerta, ingresan muchos militares marchando y comienzan a llamar a los presos con un listado. Nos sacan de a cinco y el militar a cargo les dijo a los soldados que comiencen con las palizas. Entonces nos dicen que se habían acabado los presos del PEN y todos éramos unos ‘hijos de puta’. Luego de esto nos dejaron a cinco y continuaron golpeándonos tremendamente. El terror era constante cada vez que escuchábamos que entraban los militares.”

    “Cuando entraban los militares y comenzaban con los golpes nunca sabíamos donde terminaríamos.”

    “Un día y se presentó una comisión. Era de noche y sacaron a un grupo de compañeros. En el pasillo del pabellón los ataron, los vendaron, les pusieron capuchas y antes de sacarlos el militar que estaba a cargo les preguntó si sabían rezar. Entonces, Miguel Mosse, un compañero, le dice que sí, a lo que le contestó: ‘Bueno, reza porque acá no volvés nunca más’. Luego nos enteramos por un comunicado del Tercer Cuerpo del Ejercito que estos compañeros habían sido abatidos en un intento de fuga, cosa que nunca pudo pasar.”

    “Siempre que sacaban algún compañero nos daban a entender que los iban a matar. Luego nos enterábamos  siempre de la misma forma, a través del comunicado, del intento de fuga.”

    “El 5 de julio de 1976 vi como sacaban a Bauducco muerto por el pasillo del pabellón, después de haber sido terriblemente torturado.”

    “El 14 de julio de 1976 me entero por gente de Enfermería, donde me encontraba luego de recibir un tremenda paliza, que Alsina se quedaba escondido en una celda para ver por dónde ingresaban las cosas. Entonces vi que Mukarsel recibió un paquete de sal. Luego de ésto sacaron a Mukarsel y lo llevaron al patio del pabellón 14 y lo estaquearon contra una pared, que ya había sido utilizada por Alsina donde había estaqueado a una compañera días antes. Todo esto nos enteramos por las compañeras, mediante señas con las manos, de pabellón a pabellón.”

    “Mukarsel era asmático y quedó totalmente desnudo y estaqueado en el patio. Hacía un frío terrible y escuchábamos la respiración de Mukarsel, que realmente estaba sufriendo. Luego de un par de horas, subieron a Mukarsel y lo tiraron en una cama. Estaba muy mal. Entonces entró un médico y dijo que Mukarsel estaba con un paro, entonces Alsina, que estaba presente, le pegó un culatazo al enfermero y dijo: ‘déjalo, que se atienda solo, total es médico’. Luego lo sacaron a Mukarsel y nunca más supimos de él.”

    “Alsina era el oficial que estaba a cargo y todo pasaba por él.”

    “El cabo Pérez también era muy conocido en la cárcel, tanto como Alsina. Sabíamos que al teniente Alsina le gustaba estaquear a la gente. De Alsina sabíamos porque él se encargaba de que supiéramos de él. En la cárcel Alsina era muy conocido.”
     
    Luego del relato de Rivera, el tribunal dispuso pasar a un cuarto intermedio, hasta el próximo 27 de julio, a las 9.30, donde se continuará con la declaración de otros testimonios.


    Informe: Natalia Brusa (Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba) y José Ferrer (Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba).

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