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El juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Raúl Zaffaroni, dijo hoy que, “así como el constitucionalismo social que se extendió a lo largo del siglo XX nació en nuestra América Latina, hoy se está inaugurando en Latinoamérica un constitucionalismo ecológico”. Zaffaroni resaltó este concepto en el marco de las VII Jornadas Internacionales sobre Medio Ambiente, que culminaron hoy en el Hotel Alejandro I, organizadas por la Escuela de la Magistratura del Poder Judicial de Salta.
Zaffaroni fue el encargado de ofrecer la conferencia magistral de cierre del encuentro, exponiendo sobre “La Pachamama y el humano”. Antes de comenzar su disertación, el ministro de la Corte Suprema fue distinguido como “Huésped de Honor” por la Municipalidad de Salta. En la oportunidad, el intendente Miguel Isa le entregó el decreto respectivo y las llaves simbólicas de la ciudad. En tanto, el presidente del Concejo Deliberante, Tomás Rodríguez, tuvo a su cargo la entrega de una plaqueta recordatoria y de la resolución que declara a Zaffaroni “Visitante Notable” de la capital salteña. Seguidamente, el juez de Corte y presidente del Consejo Académico de la Escuela de la Magistratura, Abel Cornejo, hizo entrega al magistrado de un poncho salteño, entre otros presentes.
Luego de hacer un pormenorizado repaso histórico y filosófico acerca de la evolución del concepto de “sujeto de derecho”, Zaffaroni concluyó en que “cada vez que el antropocentrismo recibió un golpe, reaccionó violentamente contra quien se lo dio. Pasó con Copérnico, Darwin e incluso Freud, que se atrevió a poner en duda la racionalidad del hombre”.
“Pero de pronto nos sorprende la Constitución de Ecuador y de Bolivia (2008 y 2009 respectivamente), invocando a la Pachamama y al buen vivir. Como todo golpe al antropocentrismo, fueron y seguirán siendo, por un tiempo, estigmatizadas y ridiculizadas. En ellas hay un reconocimiento de la naturaleza como titular de derechos”, remarcó.
Seguidamente, Zaffaroni recordó que “el constitucionalismo social que se fue extendiendo a lo largo del siglo XX nació en nuestra América Latina, y ni siquiera por impulso de juristas, si no por impulso de campesinos y de obraros. Si se cumplió o no después, es otra cosa. De la misma manera, hoy estamos inaugurando en Latinoamérica un constitucionalismo ecológico. Tardará por cierto en afianzarse, por las contradicciones que tiene el centro en admitirlo. Pero, invocar a la Pachamama e invocar el buen vivir significa decir: ‘Cuidado, sólo somos parte de esto’”.
El ministro de la Corte Suprema aclaró en este sentido que “la Pachamama no es un ente creador, es un ente protector. No tiene lugar de culto especial. Se la cultiva en todos lados porque está en todos lados. La Pachamama nos indica que somos parte de esta naturaleza, y nos señala que tenemos derecho a vivir de ella, pero no a destruirla”.
“Además es mujer –recalcó-. Esta marca se extiende a lo largo de todo el continente pero con otros símbolos: Nuestra Señora de Guadalupe, símbolo sincrético si lo hay; la deidad de los Lagos en Venezuela; la Difunta Correa más al sur. Quizás sea un arquetipo. Si es así, si es una marca, estamos reconociendo constitucionalmente ese arquetipo universal”.
Retomando su repaso filosófico, Zaffaroni reconoció que, “por supuesto, esto obliga a otra vuelta de tuerca: a ampliar el concepto de persona, que en la propia idea hegeliana estaba reducido. En tanto que Hegel trataba de reducirlo, la cosmovisión latinoamericana lo amplía”.
Poniendo nuevamente el foco en nuestra región, el ministro de la Corte Suprema subrayó: “Esta respuesta viene desde el sur. Es un encuentro de dos concepciones civilizatorias. Un feliz encuentro de dos caminos que se distanciaron pero que reúnen en esto. Ojalá que este encuentro llegue a tiempo para poder salvar las condiciones de habitabilidad del planeta. Estas condiciones no están amenazadas solamente por la destrucción directa del medio ecológico. Hay otros factores que son sumamente graves. Se ha considerado que la guerra es un crimen ecológico, y es así. Pero los genocidios y las masacres tienden a ser resultados también de problemas ecológicos. El proceso de desertificación de tierras genera desplazamientos; estos movimientos se producen sobre territorios que están ocupados por otros, que a su vez se resisten. Estamos teniendo ya fenómenos de esta naturaleza. Los problemas ecológicos son generadores de masacres”, sostuvo.
“Hemos llegado a un siglo crucial. Espero que este feliz encuentro entre la civilización europea y lo que emerge de nuestra tradición -que no pudo ser destruida pese a cinco siglos de dominación- sirva de alerta y como toma de conciencia de la gravedad del presente que nos toca vivir”, concluyó.
Salta, 16 de agosto de 2013